No era nuestra intención, pero el amor por los animales y la pasión que despierta en nosotros el hecho de ver nacer, crecer y reproducir, en definitiva criar a estos seres que hacen las veces de mascotas, es mucho más fuerte que nosotros...somos bicheros de alma. Y así fué que por obsequio de algún otro criador llegó nuestra primera coneja; y, como era de esperar, a la conejita había que conseguirle un novio. El resto de la historia ya se la podrán imaginar. Debo confesar que al principio no me entusiasmaba mucho esto de criar conejos; pero andando estoy comprobando que es un buen complemento de las aves. Y me refiero a lo que a alimentación respecta, pues lo que no come una gallina muchas veces para un conejo es un manjar; y no son tan delicados como a veces los pintan, sólo tener en cuenta algunas precauciones sanitarias y ofrecerles alimentación variada para evitar endeudarnos con la forrajería. Y cuidado con la reproducción...en poco tiempo estaremos ahogados por conejos!!!
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